martes, 21 de agosto de 2012

Educación: ¿Cuáles son las diferencias de fondo que separan a la derecha y a la izquierda?

La discusión pública sobre la educación le está dando más importancia al cómo se logran los fines, o sea la estrategia política, que al qué hacemos para lograr una buena educación, meta en la que estamos todos de acuerdo. Creo importante reflexionar sobre esto último.
Para no andar con eufemismos, me referiré a las posturas predominantes en la derecha y en la izquierda y las llamaré como tales.
Aclaración hermenéutica: Las descripciones de las diferentes posturas están basadas en dichos y principios ideológicos de cada uno y no en la de “sus adversarios”; o sea, lo que digo que opina la derecha está sacado de las opiniones y principios de la derecha. Igualmente lo hago con la izquierda.

1º Sobre propiedad de los establecimientos educativos.
La derecha no le asigna mayor relevancia a la propiedad de los establecimientos educacionales, (aun más, probablemente muchos prefieren que sean todos privados, por considerar que un agente particular administra mejor que uno público). No considera que exista una relación directa entre calidad y propiedad y sostiene que actualmente hay buenos y malos establecimientos en cada uno de los sistemas de propiedad. Lo que sí cree relevante es que existan variedad de proyectos educativos a fin de que los padres elijan el que consideren mejor y que esté acorde con los principios y valores que la familia sustenta. Es en este contexto que la derecha propone mantener los tres sistemas de propiedad actuales: público, privado con y sin fines de lucro.
La izquierda considera la educación pública como un valor en sí mismo y como único medio que dé garantías de pluralismo educativo; pluralismo que se daría, no en la variedad de proyectos educativos como lo sostiene la derecha, sino en la mullticulturalidad y tolerancia dentro del propio establecimiento. Es por esto que considera como ideal que exista solo una educación y que esté en manos del estado. Sin embargo hay algunos que aceptan establecimientos privados, siempre que se les impida seleccionar alumnos.

2º El lucro
La derecha considera legítimo que los propietarios de un establecimiento educacional reciban una retribución justa por la inversión realizada. Aun más, consideran que este es el único camino para lograr que todos los jóvenes reciban una educación de calidad ya que es la única forma que se puede garantizar que los capitales necesarios para construir un sistema educativo fuerte y de alta calidad estén disponibles. La derecha está dispuesta a que exista una superintendencia de educación que vigile para que no se cometan abusos en el uso de los fondos y que las empresas educativas tengan giro único que les impida la desviación de recursos.
La izquierda no acepta el lucro por considerarlo “ideológicamente perverso”. El argumento es: los fondos estatales no pueden ir destinados a otros eventos que no sea la propia educación. La izquierda que acepta la educación privada considera que no basta con una superintendencia porque de todos modos habrá trampas, por lo que la solución es que toda la educación debe ser sin fines de lucro.

3º La gratuidad.
Derecha e izquierda están de acuerdo en que la educación pre escolar, primaria y secundaria debe ser solventada con fondos estatales. La discrepancia aparece en la educación superior.
La derecha sostiene que si la familia o el propio estudiante tienen recursos para financiarla, deben hacerlo, y relegan al estado a su labor subsidiaria. Ellos creen que: (i) dado la diferencia de costos de las carreras universitarias, (ii) dado las diferencias en las remuneraciones que los diferentes profesionales recibirán al egresar y (iii) dado que hay familias que sí están en condiciones de pagar por la educación de sus hijos, es injusto que el estado financie a todos por igual. Sostienen que la gratuidad total es un sistema muy inequitativo. La derecha sostiene que la justicia debe ser, no solo en la recaudación de recursos, sino también en el gasto. Otro argumento de la derecha en contra de la educación superior gratuita es que alarga innecesariamente la estadía de los alumnos en la universidad y por lo tanto el costo de la educación superior. Hace “eternos estudiantes” y baja el nivel de titulación. Paradigma de esto, sostienen, es la universidad de Buenos Aires en que solo un 6% de los alumnos se titulan y la permanencia en la universidad es larguísima. La derecha prefiere un sistema de becas para los más pobres que tengan los talentos y un sistema de créditos con bajo interés y sujetos a la empleabilidad.
La izquierda aboga por una educación superior gratuita para todos. Ellos se basan en la experiencia internacional, especialmente europea, donde la educación superior es prácticamente gratuita. La consideran un derecho al igual que la educación primaria y secundaria. Sostienen que la justicia se da en la recaudación de impuestos ya que los más ricos al pagar más impuestos son los solventarán la educación superior de todos.

4º El copago
La derecha, en razón de la libertad de los padres, aprueba el financiamiento compartido. Sostienen que no se puede impedir que los padres cooperen para lograr una mejor educación para sus hijos. Además dicen: lo harán de todas maneras; si no se puede hacer formalmente mediante un copago, lo harán financiando academias, clases particulares, actividades deportivas, etc. No es lícito, sostienen, impedir que un padre o una madre cofinancien el proceso educativo de su propio hijo. Además, aseguran que es justo que una familia de mayores recursos ayude económicamente. Otro argumento de la derecha es que el copago, aunque sea mínimo, empodera a los padres en su rol de fiscalizadores del establecimiento educativo, produciéndose un círculo virtuoso para mejorar la educación.
La izquierda ve en el copago una fuente de segregación social, donde los alumnos que vienen de familias que pueden pagar, por ejemplo $60.000, solo se juntan con sus similares, y las familias que no pueden pagar nada, igual, perpetuando la separación social.
La izquierda ve los establecimientos educacionales como una instancia irrenunciable para lograr una mayor cohesión social, por lo que es inaceptable cualquier medida que pueda producir segregación, y el copago es una de ellas.

5º Gobierno institucional
Este es un tema introducido recientemente por lo estudiantes y dice relación con la forma en que los establecimientos educacionales eligen a sus directivas. Probablemente este es un tema que se circunscribe a la educación superior, pero puede extenderse. La derecha acepta múltiples formas de dirección y señala a todas como legítimas, desde un rector nombrado solo por un concejo directivo hasta instancias más complejas como en la Universidad Católica en que la última palabra la tiene el Papa (que, si lo pensamos bien, es un gobierno extranjero)
La izquierda ve solo como legítimo un gobierno en que participen todos los estamentos: profesores, estudiantes y administrativos y que se incluyan a las comunidades, no está muy claro cómo, si es a través del gobierno central u otra forma.

6º Desmunicipalización. 
En este punto están de acuerdo ambas tendencias, pero discrepan en la organización de deben tener los colegios públicos y en la oportunidad de realizar los cambios.
La derecha propugna la formación de corporaciones educacionales compuestas por varios municipios para así poder tener economías de escala y mayor capacidad para profesionalizar la administración. Propugna también hacer un proceso escalonado, más o menos lento para aprender (y así, dicen, evitar un nuevo transantiago).
La izquierda quiere estatizar los establecimientos públicos y administrarlos descentralizadamente, pero como último responsable el Ministerio de Educación.

7º Visión general de la universidad
La izquierda, en general, sostiene que toda universidad, además de sus actividades docentes debe tener investigación y difusión. Debe ser crítica y formar profesionales con diferentes formas de pensar, lo que enriquece la sociedad. Debe ser una entidad que esté a la vanguardia del pensamiento y un ente difusor de cultura.
La derecha, en cambio, acepta múltiples tipos de universidades, incluida la solo docente. Son ellas, con plena autonomía las que deben determinar su misión y visión. La derecha acepta universidades que incursionan en el qué hacer productivo poco difundido en Chile. (Solo tenemos, por ejemplo, el caso del Centro de Modelamiento Matemático de la U. de Chile o las actividades de asesorías de algunas escuelas de economía. Pero en el extranjero hay universidades que participan en verdaderos clúster productivos, lo que no molesta a la derecha).

Temas sin controversia, hasta ahora: aumento de la cobertura pre escolar, necesidad de aumentar la cobertura en la educación superior (aunque en este punto la derecha es más enfática); mejoría en la calidad profesional de los directivos; mejoría en la calidad profesional de los profesores; aumento sustancial en la asignación de escolaridad; aumento de la asignación por vulnerabilidad; mayor fiscalización del sistema; desbancarización en el sistema de créditos universitarios; mayores exigencias a los futuros profesores; fortalecimiento de la acreditación; mejoría en el sistema de acreditación; cambio en el sistema de ingreso a la educación superior; etc.
Temas pendientes, que prácticamente no se discuten, pero son importantes, entre otros: el curriculum (qué se estudia), especialmente en la educación secundaria; la duración de las carreras profesionales; articulación de la educación técnica secundaria con la técnico profesional; el fortalecimiento de la educación técnico profesional; la profesionalización del profesor universitario; oferta de carreras en la educación superior; medición que vaya más allá de los contenidos (que incluya variables formativas actitudinales); dignificación del profesor; etc. etc.