domingo, 30 de octubre de 2011

Carta publicada el el Mercurio el 28 de octubre 2011

Señor
Director
Diario El Mercurio

PRESENTE

Señor Director
Chile está en una encrucijada en materia educativa y el modelo de educación superior que saldrá de la actual crisis es de vital importancia para el desarrollo del país. Se discuten temas importantes, como la propiedad de las instituciones, la gratuidad de los estudios o la calidad de estos. Sin embargo falta un tema que es trascendental, ¿qué tipo de profesionales queremos?
En este ámbito, y a grandes rasgos, podemos distinguir dos modelos: en el primero, que lo encontramos en España, las políticas de ayudas estudiantiles se concentran en la educación tradicional universitaria, en que los títulos de licenciaturas son los dominantes. El segundo, que lo encontramos en Alemania, es un modelo mixto en que, sin descuidar los títulos universitarios de alto nivel, tiene un fuerte apoyo, tanto estatal como privado, la educación Técnico Profesional ligada a las necesidades del aparato productivo.
Para tomar la decisión correcta, creo que debemos tener en cuenta un dato interesante: la desocupación juvenil en España está actualmente sobre el 43% y mas que duplica la tasa del país, en circunstancias que en Alemania apenas supera el 8%, cifra levemente inferior a su tasa total de desempleo.


Pedro Pablo Correa Fontecilla

Analisis de los actores del movimiento estudiantil

Si en algo todos estamos de acuerdo, en relación a los movimientos sociales que hoy se manifiestan en nuestro país, es que son muy complejos. En ellos confluyen diferentes grupos y visiones de país como también variados métodos de manifestación. Sin embargo creo que vale la pena de hacer el esfuerzo de analizarlos, ya que es la única manera de comprenderlos.
Yo vislumbro, entre los manifestantes, cuatro referentes de importancia y una serie de otros grupos de menos relevancia, pero colaboran con la complejidad política de la coyuntura.
El primer grupo lo podríamos llamar los “indignados legítimos”, compuestos por todas aquellas personas que marchan pacíficamente y alegremente por nuestras calles con el fin de manifestar su desazón con la calidad de la educación que están recibiendo ellos o sus hijos. Obviamente en este grupo hay que incluir a todos aquellos que apoyan, de alguna forma, el movimiento estudiantil porque comprenden la necesidad de que efectivamente haya una mejoría sustancial en la calidad de la educación chilena.
El segundo grupo lo constituyen los dirigentes o “convocantes oficiales” del movimiento, algunos más moderados y otros no tanto. Son los que vemos en los noticieros y los que son convidados a los programas de radio y televisión.
El tercer grupo lo constituyen aquellos estudiantes que están dispuestos a ejercer cierto tipo de violencia, que ellos consideran legítima, que se manifiesta especialmente la toma de sus respectivos establecimientos educacionales. A estos los llamaremos “estudiantes en toma” ya que casi todos son estudiantes y se manifiestas en la toma y en impedir que los otros estudiantes estudien.
El cuarto grupo lo forman “los violentistas”, que sostienen que la única forma para que haya cambios es “obligando” por medio de la violencia, al aparato gobernante a actuar en la dirección que ellos sostienen como correcta. Este grupo se ha visto favorecido por un cierto lumpen y delincuentes que realiza actos similares. Pero debemos dejar en claro que un porcentaje significativo de los violentistas no son delincuentes comunes sino que son activistas políticos.
No me voy a referir expresamente a los grupos de menos relevancia (menor relevancia en cuanto a su influencia política y no en relación a sus propuestas u opiniones) que actúan y aparecen continuamente en las calles y en los noticieros. Me refiero por ejemplo a los ecologistas, a los zombis, a los que manifiestan su alegría de vivir o incluso a la garra blanca que protestan porque no se les vendieron entradas para el partido con al UC.
A estos cuatro grupos, que tienen importancia política relevante, debemos agregar dos grupos más que están involucrados directamente en las acciones que ocurren.
En primer lugar al grupo de “los afectados” que está constituido por todos aquellos que de alguna forma se ven perjudicados. En este grupo están, desde los comerciantes que se ven obligados a cerrar sus negocios durante las horas de marcha, hasta y principalmente los alumnos que de algún modo no pueden ejercer su legítimo derecho a estudiar porque sus establecimientos educacionales están en toma.
Y finalmente está “el gobierno” que obviamente es un actor importante en este cuadro.
La pregunta que viene a continuación es ¿Cuáles son los objetivos de cada grupo? y ¿Cuáles son las relaciones entre ellos?
A mi juicio el objetivo del grupo de los indignados legítimos es que se mejore la educación. Ese es su motivación y ese es el propósito de sus acciones. Ahora bien, si se les pregunta ¿cómo debemos mejorarla? Habrá un número de respuestas tan variado como indignados hay en la calle. Más allá de algunas consignas que han hecho suyas, como el fin al lucro o educación gratuita para todos, la verdad es que si se conversa tranquilamente con ellos, nos daremos cuenta de que no hay una ideologización cerrada en sus ideas y posiblemente estarán dispuestos, al menos la mayoría de ellos, a aceptar caminos graduales y cambios dentro del sistema.
La situación de los convocantes oficiales la situación es muy diferente. Creo que ellos tienen un ideario político que va más allá del tema educacional. Sus intenciones es formar un gran referente político de izquierda con vocación de poder. En el fondo, para ellos el tema educacional es solo un medio para convocar.
Los dirigentes de los estudiantes en toma trabajan, desde sus respectivos establecimientos, íntimamente relacionados con los convocantes oficiales y están, en la mayoría de los casos, íntimamente ligados al PC que es el que maneja este estadio del conflicto. Ellos tienen un discurso muy radicalizado con respecto a la educación y pretenden estatizarla en su totalidad. Ellos están apoyados por un grupo menor de estudiantes que, dado su buena organización, logran llevar a cabo sus objetivos.
Los violentistas también tienen un ideario político en que el problema educacional es solo instrumental, ellos responden a idearios anarquistas e izquierdistas extremos en que, para ellos, la violencia es legítima ya que la opresión vendría de estado negando la calidad de democrático del país.
Los afectados son, sin duda alguna, las victimas de todo esto y son la gran mayoría de los estudiantes de los liceos y universidades en paro.
En cuanto al gobierno, encontramos dos tendencias. La primera es una tendencia negociadora (gobiernistas negociadores), que postulan que el apoyo ciudadano al movimiento irá mermando en la medida que éste se vaya radicalizando y el costo que deban pagar los afectados se traduzca en desafección. Es por esto que en sus discursos resaltan las acciones de los violentistas y las asocian a todo el movimiento.
El segundo grupo (gobiernistas proactivos) cree que se debe ser más proactivo ya que encuentra inaceptable las medidas de fuerza ejercida por los estudiantes en toma, los convocantes y los violentistas. Para ellos, dado que estamos en una democracia, no es aceptable ninguna medida de violencia, ni toma ni marcha en lugares públicos.
Hasta el momento la tendencia que ha prevalecido es la de los gobiernistas negociadores.